La historia de Jesús está llena de momentos significativos que marcan su vida y misión en la Tierra. Uno de esos momentos cruciales es la Presentación de Jesús en el Templo, un evento que no solo resalta la obediencia de la Sagrada Familia a las tradiciones judías, sino que también revela la identidad y propósito del Mesías.
La Obediencia de la Sagrada Familia
La Sagrada Familia, compuesta por María, José y el niño Jesús, se apega a las leyes y costumbres de su tiempo al llevar a Jesús al Templo de Jerusalén. Según el Evangelio de Lucas (2:22-40), este viaje se llevó a cabo después de los cuarenta días del ritual de purificación de María, un requisito necesario tras el nacimiento de un hijo varón. Este acto refleja el profundo respeto que la familia tenía por las tradiciones religiosas, evidenciando su fe en Dios y en las enseñanzas de la ley judía.
Al llegar al Templo, presentan a Jesús y hacen una ofrenda de un par de tórtolas o dos pichones, lo que también indica su situación económica. De acuerdo con la ley de Moisés, esta era la opción permitida para aquellos que no podían costear un cordero, lo que nos da una visión más profunda de la humildad y sencillez de la vida de la Sagrada Familia.
El Encuentro con Simeón y Ana
La llegada al Templo culmina en un encuentro extraordinario con dos personajes muy especiales: Simeón y Ana. Simeón, un hombre mayor, ha recibido una revelación divina de que no moriría antes de ver al Mesías. Guiado por el Espíritu Santo, se acerca a María y José y reconoce en el pequeño Jesús al Salvador prometido. Sus palabras son conmovedoras y proféticas:
“Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”
(Lucas 2:28-32, Biblia Latinoamericana). Esta declaración no solo señala a Jesús como la Luz del mundo, sino que también subraya la importancia de reconocer su divinidad a través del Espíritu Santo.
La profetisa Ana, de 84 años, también se une a este momento significativo. Su vida dedicada al Templo y su agradecimiento a Dios reflejan la alegría y la esperanza del pueblo de Israel al recibir a quien traería redención. Al hablar sobre Jesús a todos los presentes, Ana se convierte en un testimonio vivo de la obra de Dios en el mundo.
Celebrando la Presentación de Jesús en la Tradición Católica
La Presentación de Jesús en el Templo, que originalmente se celebraba el 15 de febrero, ha sido conmemorada durante siglos como un evento significativo en el calendario cristiano. Hoy en día, se celebra el 2 de febrero, es decir, cuarenta días después de la Navidad. Esta festividad no solo conmemora el cumplimiento de la ley mosaica, sino que también resalta a Jesús como la Luz que ilumina a todas las naciones.
Esta celebración nos brinda a los católicos la oportunidad de reflexionar sobre nuestra fe y nuestra relación con Cristo. Reconocer a Jesús como la Luz y la Salvación es esencial para nuestra vida, recordándonos que, aunque Él ha sido presentado al mundo, solo aquellos que han abierto sus corazones al Espíritu Santo pueden verdaderamente apreciar su grandeza.