El libro del Génesis inicia con una afirmación poderosa: “En el principio creó Dios, los cielos y la tierra”. Este versículo, más que marcar el comienzo de la Biblia, revela tres verdades esenciales: Dios es el origen de todo, no hay otro Creador fuera de Él, y toda la creación depende de Su voluntad. Estas ideas son el fundamento del Tiempo de la Creación, un periodo litúrgico que convoca a católicos y cristianos de distintas denominaciones a reflexionar, rezar y actuar en defensa del medio ambiente.
El Tiempo de la Creación se celebra cada año desde el 1 de septiembre hasta el 4 de octubre. El 1 de septiembre fue establecido por el Papa Francisco en 2015 como la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Durante estas semanas, las comunidades se unen para renovar su compromiso con la “casa común”, tal como lo propuso el Papa.
La iniciativa cobró fuerza tras la publicación de Laudato si’ en 2015, documento en el que Francisco hizo un urgente llamado a proteger el planeta. El Papa, cuyo pontificado estuvo marcado por una profunda preocupación por la crisis ambiental, pidió acciones concretas y en 2016 profundizó en el tema al introducir el concepto del “pecado ecológico” y definir el cuidado de la creación como una obra de misericordia.
Pero el Papa no se limitó a señalar problemas. También ofreció consejos prácticos para cuidar la “casa común”:
- Calefacción: nos aconsejó abrigarse más y evitar prenderla.
- Evitar el uso de material plástico y de papel.
- Reducir el consumo de agua.
- Separar los residuos.
- Cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer.
- Tratar con cuidado a los demás seres vivos.
- Utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas.
- Plantar árboles.
- Apagar las luces innecesarias.
- Dar gracias a Dios antes y después de las comidas.
En Laudato si’, Francisco incluyó oraciones para fortalecer la espiritualidad ecológica. Una de ellas es la Oración por nuestra Tierra:
Oración por nuestra tierra
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz,
para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan solo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días. Alientanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
Una característica especial del Tiempo de la Creación es que cada año se propone una temática distinta, que orienta las reflexiones, celebraciones y acciones pastorales durante este tiempo. Para 2025, el lema elegido por el Papa fué “Semillas de Paz y de Esperanza”. Con la imagen de la semilla citada en múltiples ocasiones en la predicación de Jesús, la comparación con el grano de trigo, que debe morir para dar fruto. La semilla se entrega por completo a la tierra y allí, con la fuerza impetuosa de su don, brota la vida, incluso en los lugares más insospechados, con una sorprendente capacidad de generar futuro. Por lo tanto, en Cristo somos “semillas de Paz y de Esperanza.”
El Tiempo de la Creación no se trata solo de un evento litúrgico, sino de una oportunidad para unir fe y acción, recordándonos que, como custodios de la Tierra, nuestra responsabilidad es preservarla con amor y gratitud hacia el Creador.