El 28 de diciembre, conocido como el Día de los Inocentes en España y en varios países de América Latina, se asemeja al April Fool’s Day de Estados Unidos, donde latradición consiste en hacer bromas y engaños a los demás.
Durante este día, es común escuchar expresiones como “Caíste por inocente” o “Inocente palomita que te dejaste engañar”, frases que reflejan el espíritu bromista de la celebración. Sin embargo, a pesar de que ambas festividades comparten el elemento del humor, sus raíces son marcadamente diferentes, y el Día de los Inocentes tiene un trasfondo trágico que no debe ser olvidado.
La festividad conmemora a los Santos Inocentes, los niños que perdieron la vida a causa de las órdenes del Rey Herodes, quien, temeroso de perder su trono ante el nacimiento del “Rey de los Judíos”, decidió actuar de manera egoísta y cruel.
La historia bíblica relata cómo el Herodes, al enterarse de la llegada de los magos de Oriente que buscaban al nuevo rey, les engañó diciéndoles que le informaran sobre el paradero del niño. Sin embargo, tras ser advertidos en sueños de no regresar a él, los magos tomaron otro camino, lo que llevó a Herodes a desatar su furia al darse cuenta de que había sido engañado. Por eso, en un acto de desesperación, ordenó la masacre de todos los niños menores de dos años en Belén, un evento que marcó la historia con un profundo dolor.
San José, tras recibir instrucciones divinas en un sueño, llevó a la Virgen María y al Niño Jesús a Egipto para protegerlos de la ira del Rey, partiendo de inmediato en la oscuridad de la noche hacia un destino que se encontraba a 200 millas de distancia.
Los Santos Inocentes, aunque no murieron “por” la causa de Nuestro Señor, murieron “en lugar” del Niño Jesús. Por lo tanto ellos sufrieron un martirio de sustitución, representando los primeros mártires del cristianismo. Ellos quedaron limpios del pecado original y unidos al Cuerpo de Cristo a través del bautismo de sangre.
Por esta razón, aunque en muchos lugares este día se asocia con chistes y humor, debería ser una ocasión para que todos reflexionemos sobre los inocentes que perdieron la vida en esa fecha, así como sobre aquellos que, lamentablemente, siguen muriendo cada día en un mundo que aún está plagado de figuras como Herodes. Es un momento propicio para recordar la fragilidad de la vida y la necesidad de proteger a los más vulnerables en nuestra sociedad.